1 de septiembre de 2008

Cuerpito argentino ...

Por estos días mi estómago me está jugando mooy malas pasadas... siempre supe de su extrema debilidad, que a su vez, es genético, hereditario o como diablos quieran llamarlo, de mi padre. Todo comenzó el lunes pasado, cuando debí abortar mi jornada laboral vespertina y mi reunión de tesis con el profesor, porque la tarta de nueces y chocolate que comí a la mañana en mi empleo matutino explotó como bomba atómica en mi cuerpecillo. En el momento que la estaba comiendo... supe que no era nada bueno incorporarla a mi integridad... gracias a Dios siempre está mi bombero al pie para apagar el fuego... el arroz con verduras tampoco sumó a mi estado.... arroz c verduras my god!!!! voy a tener que pasar a alimentarme de hojas... Pero, no conforme con haberme torturado toda la semana pasada, el malestar retornó durante el fin de semana... el sábado a la noche... con los deliciosos sorrentinos de muzzarella y calabacín que preparé... y ayer, una inocente ensalada de rúcula con queso roquefort tuvo sus repercusiones durante toda la jornada... No faltará alguna almita curiosa que insinue estados embarazosos, que encienden el colorado de mis cachetes y la alegria de mi madre por sumar uno mas a la familia... pero nooooo... no way jose! solo es responsable mi estómago, su debilidad, la ausencia de fortaleza para hacer frente a sencillas sustancias, se deja vencer muy facilmente.
Y en casa de herrero... cuchillo de palo... el responsable de la debilidad de mi estómago... mi padre, el que me dio la vida, de profesión médico cirujano, afirma que no es nada grave, que es cuestión de sobrellevarlo.... si "sobrellevarlo" implica ignorar mi rumiante estado... o como cuando no le di pelota al esguince de cada uno de mis tobillos, o a ese proceso tan particular que sufre mi cara durante el invierno... cuando en un ambiente cerrado, mis mofletes adquieren una tonalidad rosa fuerte... cuasi fucsia y una temperatura que hasta podrías freír un huevo sobre ellos. Cuando le dije que me habían comentado que podría ser una enfermedad que lleva un tratamiento determinado.. me miró y se me cagó de risa... es por eso que por estos días invernales es muy común verme como un monigote con los cachetes a punto de explotarrr... "no es nada" (según el cirujano). Mientras tanto sigo siendo el hazme reír de las reuniones y ruego para que no haya ningún calefactor, estufa o chimenea en el sector, y rezo para que alguien abra una ventana para que el aire fresco me acaricie los cachetes...

Estos no son días fáciles en mi vida... me encantaría que el cuerpito me haga una gamba...

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