La era femme

Como con todo chiche nuevo, la ansiedad y las expectativas rosan el máximo esplendor. Esa fue mi sensación el pasado lunes a las 15:04. Por más que me cueste, debo reconocer que el discurso de la nueva presidenta debe haber dejado boquiabierta a más de uno. Al menos lo logró en mi. Firme, sin una sola hoja de guía, con lenguaje simple, e ideas claras y concisas (las 3 reglas básicas del periodismo gráfico) Cristina Fernandez de Kirchner comenzó a delinear un proyecto de gobierno, que promete la continuidad del modelo de su marido, y el fortalecimiento de los puntos débiles de aquel: las instituciones, y las relaciones exteriores.
Por momentos dio la sensación que la rudeza en su manera de hablar le imprimía mayor autoridad a su palabra y a su persona. No creo que rudeza implique necesariamente autoridad, pero ese ha sido el tono que eligió la presidenta.
Por momentos supo pilotear la emoción, y al final, cuando enunció la frase que logró ponerme la piel de gallina, afloró esa marea contenida, que quería salir desde que se subió al Audi gris plomo que la condujo por todo el itinerario. “Sé que todo me va a ser doblemente difícil: porque soy mujer”.
Tristemente la diferencia de género en nuestro país es una cruel realidad. Negarla sería de hipócritas. De todas maneras, quién hubiera dicho 60 años atrás, que el país de malevos, de machos que bailan el tango y hablan el lunfardo, sería gobernado por polleras y tacos altos en el siglo XXI.
Ojalá que Cristina Fernández demuestre que la mujer iguala en condiciones al hombre, o incluso puede aportar algo nuevo, distinto, a este país que ha sido eternamente gobernado por pantalones. Dios no permita que se repita la lamentable historia del único gobierno en polleras que tuvimos, NO elegido por la ciudadanía, pero gobierno al fin.
Creo ser testigo de una nueva era... que no sorprenda que Papá Noel reparta los regalos esta navidad en mini falda, tacones altos y rouge en la boca!