Días atrás, caminando por el pituco barrio de Nueva Córdoba, algo irrumpió esa atmósfera pintoresca y cosmopolita que este espacio de la ciudad despierta en sus transeuntes. El motivo de la interrupción a mi inspiración que frecuentemente desarrollo cuando camino por estas calles, fue una traffic embanderada de carteles de Roberto Chuit, con la música al palo, y una melodía verdaderamente desagradable.
Al ritmo del tunga-tunga (ultimamente se ha vuelto un comodín inamovible en las campañas políticas), un sujeto que debe haber recursado música más de una vez en la escuela secundaria, repetía sin cesar ... "entre la gente, entre la gente, entre la gente Roberto Chuit es nuestro intendente"... INSOSTENIBLE AL OÍDO.
Inmediatamente pensé... ¿quién carajo son los asesores del flaco este que le imponen este jingle insoportable?... A metros de llegar a Estrada, bajando por Independencia, me encontré al mismísimo Chuit que subía por la misma calle. Ganas de pararlo y reirmele un rato de la canción... no me faltaron. De todas formas mi personalidad no me lo hubiera permitido.
Vuelvo a preguntarme: ¿Hace falta que contaminen el espacio de la ciudad con esos temas catastróficos? Si lo que intentan es llegar a lo popular, a lo masivo, a la mayoría, al común denominador de la gente con un veneno pegadizo, les resfresco queridos candidatos que los ciudadanos solemos hacer malas elecciones, pero eso no nos convierte en sordos, o individuos carentes de estética alguna.
Distinto es el caso de uno de los candidatos, que le encargó el jingle de su campaña a una reconocidísima banda local amiga mia! Eso sí es otra cosa
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